Las pulgas son insectos
pequeños (de 1,5 a 3,3 mm de largo) sin alas, muy ágiles, de color generalmente
oscuro (por ejemplo, la pulga de los gatos es de color rojizo-parduzco), que
cuentan con un mecanismo bucal de tubos especialmente adaptado para poder alimentarse
de la sangre de sus huéspedes. Sus cuerpos son delgados lateralmente (es decir,
lucen chatos de lado a lado), lo que les permite desplazarse con facilidad a
través de los pelos o plumas del cuerpo del huésped. Sus patas son largas, y
las traseras están adaptadas para el salto, que puede ser de hasta 18 cm en
dirección vertical y 33 cm en dirección horizontal. Esto representa una
distancia de hasta 200 veces su propia longitud, lo que convierte a la pulga en
el mejor saltador entre los animales en relación con su tamaño corporal. El
cuerpo de la pulga es duro, pulido, y está cubierto con muchos pelos y espinas
cortas que crecen hacia atrás. Esta característica le asegura un tránsito
fluido entre los cabellos del huésped. La dureza de su cuerpo le permite
soportar grandes presiones (probablemente como resultado de una adaptación para
sobrevivir el rascado, etc.), incluso la ejercida por los dedos humanos.
Es digno de mención que en
muchos países, en más del 90% de los perros se presenta la pulga del gato,
mientras que menos del 10% están infestados por el ctenocephalides canis.
Las pulgas provocan enfermedades de la piel por irritación local
en el lugar de la picadura (dermatitis por picadura de pulga) y por reacciones
alérgicas del organismo en general (dermatitis alérgica por pulgas).
La dermatitis por picadura de pulga afecta sobre todo el vientre,
las caras internas de los muslos y la grupa de los animales afectados. Los
síntomas más frecuentes son la rubefacción de la piel, la formación de pústulas
y las lesiones debidas a irritación mecánica por rascado y mordedura en la zona
que rodea el punto de la picadura. Por lo general, la dermatitis alérgica
causada por las pulgas tiene una evolución más compleja. Una vez sensibilizado
el huésped con determinados componentes de la saliva de la pulga, se
desencadenan reacciones alérgicas.
Las secuelas de las reacciones alérgicas son lesiones costrosas,
las alteraciones seborreicas, combinadas con la caída de pelo y daños
resultantes de los lamidos y rascaduras constantes en amplias zonas corporales.
La terapia de los pacientes exige gran dedicación y a menudo tiene poco éxito,
siendo posibles en todo momento las recaídas.
En caso de ataque masivo, los animales jóvenes y los ejemplares de
razas caninas pequeñas pueden desarrollar anemia por la pérdida considerable de
sangre.
Una plaga de pulgas en nuestros animales domésticos no se detecta
fácilmente, porque estos parásitos son muy diminutos y su anatomía peculiar les
permite moverse con facilidad por la piel de su huésped, de tal manera que no
llaman la atención, sobre todo si el perro tiene pelaje largo. La primera
indicación de la plaga suele ser que los animales se rascan y muerden, están
inquietos o presentan incluso alteraciones cutáneas en la región de la grupa,
de la inserción de la cola o de la región abdominal cubierta de pelo.
Para descubrir la infestación por pulgas es necesario realizar una
inspección cuidadosa, revisando la base del pelaje o bien empleando un peine
especial para pulgas, con púas muy próximas, así se suelen descubrir a menudo
las pulgas o, por lo menos, sus excrementos en forma de pequeños grumos
pardo-rojizos. Si se depositan estos grumos sobre un papel tipo filtro,
humedecido, al poco tiempo se formará una mancha pardo-rojiza de hemoglobina
alrededor de la partícula de excremento.
Fuente: wikifaunia.com
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